lunes, 14 de septiembre de 2009

Prologo


Demian me llamo y soy sociólogo, aunque he realizado estudios de derecho, economía y filosofía y trabajé algunos años como publicista empírico y autodidacta y deseo manifestar que, en realidad el título original de estos memoriales era: Mis mujeres y yo, pero resultaba muy cuestionable desde una perspectiva feminista, y podía limitar a sus potenciales lectoras, así que decidí modificarlo, invirtiendo la relación y le llamé: Las mujeres que me poseyeron; sin embargo, el carácter machista de su contenido nadie se lo quita, ya que por mas que nos culturicemos, somos hijos de nuestro tiempo, nacimos en una sociedad machista, nos educaron para ser machistas y actuamos, como somos, machistas.

Por otro lado, no me gustaba lo de mis mujeres, porque desde una perspectiva marxista, que yo presumo de serlo, es absurdo hablar de mis mujeres como cosas, como una propiedad; sin embargo, nuevamente tengo que apelar al ser social y a la conciencia social. Si nacimos y vivimos en el capitalismo, pues, somos como somos, por eso, la culpa es del sistema, no de nuestra conciencia, eso es precisamente lo que debe de quedar claro. Cuestionemos al sistema, odiemos al sistema y no a sus víctimas. Siempre lo he dicho, los capitalistas no explotan por malvados, sino porque son capitalistas. En consecuencia, la explotación no se puede superar con charlas de moralidad, ni mi conducta machista con sermones, por muy de la montaña que fuesen, sino que cambiando la sociedad y nuestra conciencia, para lo cual se requeriría de una nueva psicología social, además obviamente, de una revolución en lo económico, en lo político y en lo social. La cual, no tendría que ser necesariamente, sanguinaria y violenta.

No obstante una vez que había concluido estos memoriales, descubrí que su nombre debería de ser, no porque yo me lo propusiera, sino porque la racionalidad de los mismos, su razón poética, había conducido a que se llamaran: La Mantis.

Este escrito no se ocupa de cosas profundas, sino de las relaciones con las mujeres que me poseyeron, así como de algunas que no lo hicieron porque no lo quisieron o porque yo no lo quise. Es un escrito superficial, aunque puede ser entretenido y a ratos hasta divertido. No obstante pudiera motivarle a pensar sobre nuestra realidad, aunque no sea un escrito filosófico, pero hay en él razón poética e histriónica.
Y deseo iniciar estos escritos con esta líneas de amor para mi amada, que le escribí hace mucho tiempo, cuando estuvo hospitalizada, a raíz de una operación en el busto, para extirparle el cáncer incipiente que tenía.

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